Blogia
Hoy es el primer día del resto de tu vida

La vida, esa gran desconocida

La vida, esa gran desconocida

¿Qué pasa cuando estás en una situación, que no requiere pensar, sin hacer nada?

Por ejemplo en el bus o en el metro o similar. Has montado, has pagado y sólo tienes que esperar hasta llegar a tu parada.

Lo que ocurre en esas situaciones depende de los elementos que tengas a tu alcance.

Si tienes un periódico (de los gratuitos o no) te pones a ojearlo, a leerlo, a completar los pasatiempos, a hacer avioncitos de papel con sus hojas, a pintar bigotes y verrugas en todas las fotos... Lo que sea con tal de prevenir el aburrimiento.

Por cierto, cómo me molesta que el que está al lado tenga el mismo periódico cerrado, doblado, sobre las piernas o en la mochila y esté leyendo el tuyo o mirando lo que estás haciendo tú por encima de tu hombro ¿para qué quieres tu periódico entonces? Al periódico no le duele que lo abras, ni que lo pintes, ni que lo leas, eh?

Si tienes un/a chic@ maj@ o agradable de ver cerca, le/la miras y vete a saber adónde se te va la cabeza....

Todo eso si vas sol@. Yendo acompañado la cosa cambia porque generalmente vas pensando. O atendiendo a la conversación y pensando qué decir o callando y pensando por qué has dejado de hablar.

Pero cuando vas sol@ y a veces aunque tengas periódico y chico majo cerca y todo, no se puede evitar, te pones a pensar. O al menos a mí me pasa. Tengo una mente inquieta y no puede estar parada. Debe ser un mecanismo de defensa automático de mi cuerpo (o mente) que impide que se me seque el cerebro si dejo de pensar.

Me pongo a pensar en la gente que está, en la que no está, en la que estaba, en la que estará... Y en las cosas que rodean todo eso. Por qué, con quién, cómo, cuándo, dónde, hasta cuándo, desde qué momento... Y a veces hasta saco conclusiones y todo.

Hay una cosa que últimamente (impide que se me seque el cerebro) me ronda la cabeza, que es qué pintamos aquí. Aquí en la Tierra, aquí en la vida. Nacemos después de que una mujer nos haya aguantado 9 meses (más o menos) en su interior. Aprendemos más o menos cosas, en más o menos sitios, con más o menos teoría y/o práctica y, por el motivo que sea, dejamos nuestra vida con aquellos que nos han protegido y empezamos a "vivir la nuestra". Seguimos aprendiendo, sintiendo, experimentando con más o menos alegrías, penas y demás. Envejecemos (algunos no llegan a pasar por esta fase) y luego morimos. ¿Y todo esto para qué? ¿Qué sentido tiene? ¿Para qué sirve? ¿Hay algo después? ¿Podemos saberlo de alguna manera? ¿Qué pintamos aquí? ¿Qué sentido tiene vivir? ¿Qué sentido tiene sufrir? ¿Qué sentido tiene ser feliz?

Lo que sí tengo claro es que todavía no quiero enterarme de qué pasa después y que quiero aprender muchas más cosas aquí. En la Tierra. En la vida.

Ya teneis algo para reflexionar el fin de semana, o un tema de conversación para el/la primer/a chic@ maj@ que encontreis el sábado agarrad@a un vaso... O algo.

(foto: www.weno.com.br/blog/archives/pintinho_pi.gif)

1 comentario

oscar -

¿Por qué preocuparse por qué pasó o qué pasará? Mejor centrarse en qué está pasando.

Por cierto, cuando voy en tren no leo, ni escucho música y, a veces, ni converso.