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Hoy es el primer día del resto de tu vida

Otra vez aquí

Otra vez aquí

Ya estoy aquí. He vuelto. Han pasado muchas cosas desde la última vez que actualicé. Tantas que no tenía ni tiempo ni ganas de hacerlo. Pero ya se ha calmado todo.

 

Una de las razones para no postear ha sido cambiarme de trabajo. Durante el mes de noviembre he estado haciendo entrevistas de trabajo. A una media de dos por semana. Todas no eran para empresas distintas, algunas correspondían a distintas fases de procesos de selección de las mismas empresas, pero había que hacerlas. Al final me he quedado en la empresa que más me ha gustado (de todas las que me habían aceptado he elegido yo en cuál quedarme).

 

Dicho así queda bastante sencillo, pero ha sido un proceso bastante estresante y absorbente, que no me dejaba tiempo ni ganas para casi nada más.

 

Pero ya está hecho. He mejorado mis condiciones económicas, he cambiado de equipo y de lugar de trabajo. He cambiado a mejor. Ahora soy la única chica del equipo (sin contar a la jefa de proyecto) y están bastante pendientes de mí. Son gente con los que es agradable trabajar. Se nota que saben mucho de lo que hacen y que les gusta. Creo que voy a aprender bastantes cosas aquí. El lugar de trabajo, geográficamente hablando, no ha variado mucho. Estoy en la misma calle que estaba antes, pero unos números más abajo. Aunque estoy en la empresa que me ha subcontratado. En unos meses quizá esté en las oficinas de la sede de la empresa que me tiene en plantilla. Este mundillo es así.

 

Por si lo de cambiar de trabajo, hacer entrevistas y rechazar ofertas y contraofertas no fuera suficiente, el perro se nos escapó. Dos veces. La primera volvió casi enseguida, pero la segunda estuvo varios días fuera. Nos habíamos puesto en contacto con los municipales de mi pueblo y los de alrededor, Colegio de Veterinarios, foros en Internet y hasta habíamos pegado carteles por la calle, además de buscarle nosotras en persona, claro. Por fin apareció. Todo sucio y sin collar. Seguramente le habían tenido atado en algún sitio y él se sacó el collar por la cabeza y salió corriendo. Si antes casi no le soltábamos, ahora no salimos ni del portal sin tenerle bien sujeto con la correa.

 

Os dejo una foto suya. Me voy a ver un rato la tele con algo que me dé calor en el cuello. Parece que todas las tensiones están saliendo por ahí. Tengo las cervicales hechas papilla. Menos mal que mi abuela siempre está dispuesta a aliviarme con uno de sus masajes maravillosos…

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